El club de los sueños compartidos #4
Cuarto capítulo de una serie de relatos compartidos entre unos cuantos locos y locas de la comunidad hispanohablante de Substack. ¡Vamos a ver qué historias salen de estos encuentros oníricos!
Antes de leer, te dejo los tres primeros capítulos aquí:
Primer capítulo - escrito por Cristina Hontanilla
Segundo capítulo - escrito por Alba
Tercer capítulo - escrito por Paloma Palacios
Yapueeeees Julián Alfaro me retaría la Ina, con toda la razón del mundo. Concéntrate hijo que si no se te pasa la vida. Tanto rato agradeciendo que no tengo nada que hacer y me olvido profundamente de esto, de que el día pasa volando y ya tengo que volver a mi sueño.
Los dejé un poco de lado pero todo sigue igual, por suerte. Mi atraso al final fue mínimo. Las mismas luces de colores en el techo y seguimos siendo las mismas ocho personas, aún nadie desiste. Me pregunto si me habrán extrañado o si seré el único que ve en esta curiosidad una oportunidad que nos involucra a todos y cada uno de nosotros. Todavía no me toca actuar y la verdad es que aún no ha habido mucha interacción entre los integrantes. De la mayoría, por no decir de todos, no conozco ni su nombre. Solo he visto una que otra sonrisa cruzada.
Pero yo sé que por algo nos encontramos en este espacio tan particular. Así que me propuse avanzar un poquito más. Su atención por favor, grité. Parece que me escucharon porque de un momento a otro todos me miraron. El silencio absoluto, tan característico de estos sueños, supongo que me ayudó.
— ¿Por qué nadie habla? Pregunté. ¿No ven que nos quedan pocos días para resolver qué nos tiene aquí todas las noches? ¿No ven que todos tenemos algo que decir, una pieza del puzzle que nos ayudará a encontrar nuestras respuestas?
No entiendo por qué nadie me responde. Me siento invisible, y eso que la gracia de todo este cuento era no morir en el olvido, al menos así me lo vendieron. Ya no entiendo nada, ¿será que me habré equivocado de grupo? Pero es raro, calza perfecto con la descripción que me hicieron: un pescador, un viejo anarquista, un hombre de negocios, una pintora, etc… Los reconozco, puedo deducir quienes son.
Intento pensar en algún detalle que se me escape. Ahora pongo incluso en duda que me hayan escuchado, ¿me miraron porque me oyeron o porque me vieron gesticular y moverme como un loco? ¿o será que me faltó entender algo a mi? Definitivamente algo se me está escapando y no sé qué es.
Recorro con la vista el lugar y me doy cuenta de mi error. Estoy seguro que antes no estaba, pero ahí está: un cartel que dice grande y claro que el que habla se va. Y yo gritando. ¿Así de fácil? ¿Así de rápido se acaba mi oportunidad para encontrar respuestas?
Ya ha pasado rato, se está acabando el tiempo. No lo logré. Definitivamente no lo logré. Espero que en el próximo encuentro pueda seguir acá.
— Perdón, no me enteré. ¿Me dan una segunda oportunidad? Suelto antes de ver desaparecer uno a uno a los soñadores como destellos.
Espero de todo corazón volver a verlos.
Participantes:
¡Síguelos para poder leer el relato compartido!
Cuéntame, ¿Te agrada, como a mi, esta locura?
Jajaja qué bueno Lucas!!!! Le diste ahí buena acción al asunto! Espero que no te vayas, pero aquí nunca se sabe!!! Joer q ganas de leer el siguiente ya jajaj
Yo me desaparecí y no comenté nada, pero que divertido, le diste el giró necesario a la historia. ¡Gracias Lucas!